Un Paraguay donde el desarrollo sostenible garantice el bienestar de las personas y las comunidades.
Un país donde todas las personas podamos aprovechar las mejores oportunidades a lo largo de nuestras vidas; una sociedad amparada bajo un sistema de protección social que nos brinde las condiciones indispensables en salud integral, educación de calidad y empleo digno para desarrollar nuestras capacidades;
una economía innovadora y competitiva que genera continuamente mayor valor agregado en bienes y servicios, impulsada por trabajadores altamente calificados, donde la iniciativa y el emprendimiento se apoyan en una infraestructura moderna, tecnología de vanguardia, conectividad eficiente y un ambiente favorable para la inversión y el crecimiento;
un territorio donde se protegen y valoran los recursos naturales, con un modelo energético sostenible y una gestión ambiental responsable, promoviendo la resiliencia climática y sostenibilidad;
y un Estado transparente, seguro, moderno y eficiente, con instituciones sólidas que fortalezcan la democracia, garanticen la justicia, protejan la integridad de las personas y fomenten la participación ciudadana en la construcción del bien común.
Un Paraguay con presencia e integración estratégica en el escenario global, y reconocido por su identidad en el mundo que promueve una visión de apertura, cooperación y liderazgo.
Detalles del comentario
Considero sumamente relevante que el Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2050 priorice la participación ciudadana activa en la toma de decisiones públicas. Durante mucho tiempo, las políticas públicas se diseñaron sin una vinculación real con las voces de la ciudadanía, lo que generó desconexión y falta de compromiso social. En este caso, el enfoque participativo —tanto presencial como digital— representa un avance importante hacia una gestión más democrática e inclusiva. La posibilidad de que cualquier persona pueda aportar ideas, hacer comentarios o involucrarse directamente en el proceso de planificación nacional no solo fortalece la legitimidad del plan, sino que también promueve una cultura de corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad.